29 de junio de 2011

SOLEMNIDAD DE LOS APÓSTOLES SAN PEDRO Y SAN PABLO



SOLEMNIDAD DE LOS APÓSTOLES SAN PEDRO Y SAN PABLO.

Fue en esta fiesta cuando el Señor Jesús comenzó a manifestarse a Santa Teresa de Jesús en forma de "presencia intelectual", acompañándola y estrechando la comunión entre Teresa y su Esposo Cristo
:

"A cabo de dos años que andaba con toda esta oración mía y de otras personas para lo dicho, o que el Señor me llevase por otro camino, o declarase la verdad, porque eran muy continuo las hablas que he dicho me hacía el Señor, me acaeció esto: estando un día del glorioso San Pedro en oración, vi cabe mí o sentí, por mejor decir, que con los ojos del cuerpo ni del alma no vi nada, mas parecíame estaba junto cabe mi Cristo y veía ser Él el que me hablaba, a mi parecer. Yo, como estaba ignorantísima de que podía haber semejante visión, diome gran temor al principio, y no hacía sino llorar, aunque, en diciéndome una palabra sola de asegurarme, quedaba como solía, quieta y con regalo y sin ningún temor. Parecíame andar siempre a mi lado Jesucristo, y como no era visión imaginaria, no veía en qué forma; mas estar siempre al lado derecho, sentíalo muy claro, y que era testigo de todo lo que yo hacía, y que ninguna vez que me recogiese un poco o no estuviese muy divertida podía ignorar que estaba cabe mí".

"Libro de la Vida", capítulo 27.TERESA DE JESUS

26 de junio de 2011

CORPUS CHRISTI: EL CUERPO DE CRISTO


En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:

-- Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.

Disputaban los judíos entre sí:

-- ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?

Entonces Jesús les dijo:

-- Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.

Palabra de Señor

11 de junio de 2011

PENTECOSTES:Como el Padre me ha enviado, así también os envió yo.


Juan 20,19-23

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en su casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: "Paz a vosotros." Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envió yo." Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.
PALABRA DEL SEÑOR

2 de junio de 2011

SER...ASI...

Por tanto, no se trata tanto de “técnicas” cuanto de actitudes interiorizadas que llegan a hacerse connaturales. No “hacer eso así”, sino SER ASÍ en nuestro diario “Aquí estoy, Señor”.

Cristo se autodefinió como VIDA a quien hay que acercarse e identificarse con AMOR. (Regula nuestra postura ante personas: Dios o el prójimo).

CAMINO, que hay que hacer con ESPERANZA de llegar, y ligero de equipaje.

(Regula nuestra libertad ante cosas y personas).

VERDAD, que ilumina vida = FE (que depura al orante ante sí mismo y capacita para el Fiat).

Son los tres pilares que pone Teresa para construir la vida orante.

Ella dirá en 6M10,8 que “humildad es andar en verdad”. Luego el Camino hay que hacerlo desde la verdad (vida de fe): “Ésta es oración mental, entender esas verdades”

(C 22): quién sea Dios y quién soy yo:

- TU verdad (se autodeclara “ruin...”). Es el conocerte, valorarte, no despreciarte. Eres quizás menos de lo que crees, pero mucho más de lo que te tienes. Tú, ni más ni menos, vales... la ¡Sangre de tu Dios! ¿Sin conocerte puedes acaso saber si andarás, llegarás, por dónde, qué puedes ofrecer, qué ilusiona de ti y qué repele, qué necesitas…? Sólo así podrás mejorar, sabrás qué hacer.

- SU verdad... la de Dios. Ella usará el “Mire que le mira”. ¡Ah, ese mirar del Dios Amor! ¡Siempre Él! “Mandome Su Majestad.... ¡Qué buen amigo hacéis!..., pero SIEMPRE Su Majestad, el SEÑOR, ¿queda claro? ¡Él!, descéntrate de ti... sufrirás menos. Ahora, ¿conocerle y tenerle por el tal Señor? Un anciano frailecico me comentó que la palabra “Señor” era muy gorda. Comparaba nuestra vida de creyentes a un viaje en coche. En nuestro viajar llevamos al, digamos, Señor. Pero ¿dónde? Puede ir en el portaequipajes, va en mi coche pero... Siempre es “útil”, como el agua destilada, rueda de recambio, manta, aceite, gato..., pero NO ES el Señor. Puedo llevarle como pasajero detrás. Le muestro mi vida, va conmigo, hablamos, pe6ro yo, atento a la jugada de la carretera, si me pasan, si los civiles... No le dejamos meter baza y que no distraiga. Tampoco ES el Señor. También doy un paso más y le siento a mi lado, dialogamos, yo con mis cosas, Él con las suyas, a veces le hago callar (¡el móvil, las noticias, el partido...), si me indica otra dirección, al final, harto, le digo: o te callas o te bajas. Y, por desgracia, a veces les hacemos apear de “nuestro” coche. ¿Ése ES el Señor? No, sólo cuando YO me bajo de ¿“mi”? coche y le doy las llaves, y le digo confiadamente:

CONDUCE TÚ, SEÑOR, será en realidad EL Señor.

- ¿QUÉ verdad?... “la de cuando niña” = vida de fe espontánea, connatural, confiada, ofrecida-correspondida y cotidiana.

- Verdad del OTRO. Para saber qué esperan de ti, necesitan, cuál es “su” momento (para evitar intromisiones no aceptadas, herir, errar).

- Es falso y nocivo eso de “al menos daño no le hará” cuando, en nuestra inconsciencia o ignorancia, hacemos “nuestro” programa sobre los demás, y decidimos sobre los demás y por los demás. Y en cambio, cosa que no hacemos, ¡cuánto podemos aprender de los demás!

HUMILDAD es ver nuestra NONADA en confrontación con la ostentación, las “honras” atmosféricas que nos rodean por doquier.Humildad es “conversión”, no mirar sólo yo sino convergir nuestra mirada con la del Señor, ver las cosas desde Él

Gabriel.-de Virtudes Teresianas en el Camino de la Oración