23 de abril de 2011

RESUCITO:FELÍZ PASCUA





EUCARISTIA DEL DIA:Evangelio según San Juan 20,1-9.
El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada.
Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto".
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro.
Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes.
Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró.
Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo,
y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte.
Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó.
Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos.
PALABRA DEL SEÑOR

17 de abril de 2011

En la Cruz está la VIDA


En la cruz está la vida
y el consuelo,
y ella sola es el camino
para el cielo.

En la cruz está "el Señor
de cielo y tierra",
y el gozar de mucha paz,
aunque haya guerra.
Todos los males destierra
en este suelo,
y ella sola es el camino
para el cielo.

De la cruz dice la Esposa
a su Querido
que es una "palma preciosa"
donde ha subido,
y su fruto le ha sabido
a Dios del cielo,
y ella sola es el camino
para el cielo.

Es una "oliva preciosa"
la santa cruz
que con su aceite nos unta
y nos da luz.
Alma mía, toma la cruz
con gran consuelo,
que ella sola es el camino
para el cielo.

Es la cruz el "árbol verde
y deseado"
de la Esposa, que a su sombra
se ha sentado
para gozar de su Amado,
el Rey del cielo,
y ella sola es el camino
para el cielo.

El alma que a Dios está
toda rendida,
y muy de veras del mundo
desasida,
la cruz le es "árbol de vida"
y de consuelo,
y un camino deleitoso
para el cielo.

Después que se puso en cruz
el Salvador,
en la cruz está "la gloria
y el honor",
y en el padecer dolor
vida y consuelo,
y el camino más seguro
para el cielo

TERESA DE JESUS

15 de abril de 2011

¿TE PARECE BUEN PLAN PARA SEMANA SANTA..?


Observa la imagen...


Al acercarme al agua de tu río

lo que yo fui se fue desvaneciendo,

lo mucho que soñé se fue perdiendo

y de cuanto yo soy ya nada es mío.

Ya sólo en ti y en tu hermosura fío,

soy lo que eres, acabaré siendo

rastro de ti, y triunfaré perdiendo

en combate de amor mi desafío.

Ya de hoy no más me saciaré con nada;

sólo tú satisfaces con tu todo.

Un espejo seré de tu mirada,

esposados los dos, codo con codo.

Y, cuando pongas fin a mi jornada,

yo seré tú, viviendo de otro modo.

José Luis Martín Descalzo

9 de abril de 2011

Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá


Lectura del santo evangelio según san Juan 11,1-45 Yo soy la resurrección y la vida

En aquel tiempo, [un cierto Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta, su hermana, había caído enfermo. María era la que ungió al Señor con perfume y le enjugó los pies con su cabellera; el enfermo era su hermano Lázaro.]

Las hermanas mandaron recado a Jesús, diciendo: "Señor, tu amigo está enfermo." Jesús, al oírlo, dijo: "Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella." Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días en donde estaba. Sólo entonces dice a sus discípulos: "Vamos otra vez a Judea."

[Los discípulos le replican: "Maestro, hace poco intentaban apedrearte los judíos, ¿y vas a volver allí?" Jesús contestó: "¿No tiene el día doce horas? Si uno camina de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si camina de noche, tropieza, porque le falta la luz. Dicho esto, añadió: "Lázaro, nuestro amigo, está dormido; voy a despertarlo." Entonces le dijeron sus discípulos: "Señor, si duerme, se salvará." Jesús se refería a su muerte; en cambio, ellos creyeron que hablaba del sueño natural. Entonces Jesús les replicó claramente: "Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de que no hayamos estado allí, para que creáis. Y ahora vamos a su casa." Entonces Tomás, apodado el Mellizo, dijo a los demás discípulos: "Vamos también nosotros y muramos con él."]

Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. [Betania distaba poco de Jerusalén: unos tres kilómetros; y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano.] Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá." Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará." Marta respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día." Jesús le dice: "Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?" Ella le contestó: "Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo."

[Y dicho esto, fue a llamar a su hermana María, diciéndole en voz baja: "El Maestro está ahí y te llama." Apenas lo oyó, se levantó y salió adonde estaba él; porque Jesús no había entrado todavía en la aldea, sino que estaba aún donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban con ella en casa consolándola, al ver que María se levantaba y salía deprisa, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar allí. Cuando llegó María adonde estaba Jesús, al verlo se echó a sus pies diciéndole: "Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano."]

Jesús, [viéndola llorar a ella y viendo llorar a los judíos que la acompañaban,] sollozó y, muy conmovido, preguntó: "¿Donde lo habéis enterrado?" Le contestaron: "Señor, ven a verlo." Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban: "¡Cómo lo quería!" Pero algunos dijeron: "Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?" Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cavidad cubierta con una losa. Dice Jesús: "Quitad la losa." Marta, la hermana del muerto, le dice: "Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días." Jesús le dice: "¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?" Entonces quitaron la losa. Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: "Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado." Y dicho esto, gritó con voz potente: "Lázaro, ven afuera." El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: "Desatadlo y dejadlo andar."

Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.PALABRA DEL SEÑOR

Estoy contigo


No puedes verme, sin embargo soy la luz que te permite ver.
No puedes oírme, sin embargo hablo a través de tu voz.
No puedes sentirme, sin embargo soy el poder que trabaja en tus manos.

Estoy trabajando en ti, aunque desconozcas mis senderos.
Estoy trabajando, aunque no reconozcas Mis obras. No soy una visión extraña.
No soy un misterio.

Sólo en el silencio absoluto, más allá del YO que aparentas ser, puedes conocerme, y entonces sólo como un sentimiento y como fe.

Sin embargo, estoy aquí contigo. Sin embargo te oigo. Sin embargo te contesto.
Cuando me necesitas, estoy contigo.
Aunque me niegues, estoy contigo. En los momentos en que más solo crees encontrarte Yo estoy contigo. Aún en tus temores, estoy contigo. Aún en tu dolor, estoy contigo.
Estoy contigo cuando oras y cuando no oras
Estoy en ti, y tú estás en Mí.

Sólo en tu mente puedes sentirte separado de Mí,
pues sólo en tu mente están las brumas de LO TUYO y LO MIO.
Sin embargo, tan sólo con tu mente, puedes conocerme y sentirme.
Vacía tu corazón de temores ignorantes.
Cuando quite el YO de en medio, estoy contigo.
De ti mismo no puedes hacer nada, pero Yo todo lo puedo. Yo estoy en todo.
Aunque no puedas ver el bien, el bien está allí, pues Yo estoy allí.
Sólo en Mí, tiene el mundo significado. Sólo en Mí, toma el mundo forma.
Sólo en Mí, el mundo sigue adelante. Soy la ley en la cual descansa el movimiento de las estrellas y el crecimiento de toda célula viva.
Soy el amor que es cumplimiento de la ley. Soy seguridad, Soy paz. Soy unificación.
Soy la ley por la cual vives. Soy el amor en que puedes confiar. Soy tu seguridad.
Soy tu paz. Soy uno contigo. Yo Soy. Aunque falles en encontrarme,
yo nunca dejo de encontrarte. Aunque tu fe en Mí es insegura,
mi fe en ti nunca flaquea. Porque te conozco, porque te amo, mi bien amado, estoy contigo, en cada instante de tu vida...

TU PADRE CELESTIAL

Cuando me haya ido


Cuando ya me haya ido, búscame en el horizonte,

búscame en el tenue ocaso y me encontrarás con el lucero.

No te canses, no me olvides, solo... búscame.

Piensa en aquel arroyo, búscame en el agua fresca,

siéntela cerca tuyo y sentirás mis besos cuál fruta tierna y fresca.

No estés triste, no llores, recuérdame. Recuérdame en la sonrisa de un niño,

en la inocente brisa que se transforma en vendaval.

Recuérdame en las flores, en la fuente de agua viva,

en el vuelo de una ave, en la luz de un candil encendido.

Cierra los ojos y escucha tu corazón, él te abrirá el cofre de los recuerdos,

él, me traerá de vuelta a ti, Cuando me haya ido, no mueras conmigo, vive por mi y por ti, hónrame así.

Nunca olvides que estoy contigo, tomándote de la mano, aunque solo la sientas como una brisa, besándote y acariciándote aunque no lo creas.

Cuando me haya ido, no desesperes, no llores,

búscame en tu corazón y allí me encontrarás solo para ti, eternamente

3 de abril de 2011

Enséñanos a ver


LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 9, 1-41

En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron:-- Maestro, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?
Jesús contestó:-- Ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día, tenemos que hacer las obras del que me ha enviado; viene la noche, y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.
Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo:-- Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).

Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban:-- ¿No es ése el que se sentaba a pedir?
Unos decían:-- El mismo.
Otros decían:-- No es él, pero se le parece.
Él respondía:-- Soy yo.
Y le preguntaban:-- ¿Y cómo se te han abierto los ojos?

Él contestó:-- Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver.
Le preguntaron:-- ¿Dónde está él?
Contestó:-- No sé.

Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.
Él les contestó:-- Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo.

Algunos de los fariseos comentaban:-- Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.
Otros replicaban: -- ¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?
Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego:-- Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?

Él contestó:-- Que es un profeta.
Pero los judíos no se creyeron que aquél había sido ciego y había recibido la vista, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: -- ¿Es éste vuestro hijo, de quien decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?

Sus padres contestaron:-- Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero cómo ve ahora, no lo sabemos nosotros, y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse.

Sus padres respondieron así porque tenían miedo a los judíos; porque los judíos ya habían acordado excluir de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. Por eso sus padres dijeron: "Ya es mayor, preguntádselo a él."
Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron:-- Confiésalo ante Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.
Contestó él:-- Si es un pecador, no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo. Le preguntan de nuevo: -- ¿Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?
Les contestó:-- Os lo he dicho ya, y no me habéis hecho caso; ¿para qué queréis oírlo otra vez?; ¿también vosotros queréis haceros discípulos suyos?
Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron:-- Discípulo de ése lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ése no sabemos de dónde viene.

Replicó él:-- Pues eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es religioso y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento; si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder.
Le replicaron:-- Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?

Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: -- ¿Crees tú en el Hijo del hombre?»
Él contestó:- ¿Y quién es, Señor, para que crea en él?
Jesús le dijo:-- Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es.

Él dijo:-- Creo, Señor.

Y se postró ante él.
Jesús añadió:-- Para un juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven vean, y los que ven queden ciegos.
Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron:-- ¿También nosotros estamos ciegos?
Jesús les contestó: -- Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado, pero como decís que veis, vuestro pecado persiste.

PALABRA DEL SEÑOR

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Porque, Señor, yo te he visto
y quiero volverte a ver
quiero creer.

Te vi, sí, cuando era niño
y en agua me bauticé,
y, limpio de culpa vieja,
sin verlos te pude ver.
Quiero creer.

Devuélveme aquellas puras
transparencias de aire fiel,
devuélveme aquellas niñas
de aquellos ojos de ayer.
Quiero creer.

Limpia mis ojos cansados,
deslumbrados del cimbel,

lastra de plomo mis párpados
y oscurécemelos bien.
Quiero creer.

Ya todo es sombra y olvido
y abandono de mi ser.
Ponme la venda en los ojos.
Ponme tus manos también.
Quiero creer.

Tú que pusiste en las flores rocío,
y debajo miel,
filtra en mis secas pupilas
dos gotas frescas de fe.
Quiero creer.

Porque, Señor, yo te he visto
y quiero volverte a ver
creo en Ti y quiero creer.
Gerardo Diego