26 de abril de 2010

COMO EL BUEN PASTOR



Señor Jesús, eres Amigo verdadero,
como el buen pastor que conoce a sus ovejas
y las llama por su nombre.

Eres fiel en tu amistad para conmigo y nada me falta,
porque tú estás a mi lado aunque todos me abandonen;
porque tu perdón y tu gracia me acompañan siempre.
Me regalas con tus dones,
me alimentas con tu pan de vida;
me recreas en el gozo y la paz de tu Espíritu.

Me conduces, como buen pastor,
hacia las aguas de reposo,
y mi sed se siente reconfortada
en el agua viva de tu manantial.

Tú confortas mi alma,
cuando me faltan las fuerzas para el camino;
tú me guías por senderos de justicia,
como signo de tu amistad;
eres siempre fiel en mi camino,
y tu gracia fortalece mi pobreza.

Señor Jesús, eres siempre amigo verdadero,
como buen pastor,
que sacrifica su vida en defensa de su rebaño.
Aunque pase por valles tenebrosos,
ningún mal temeré porque tú siempre vas conmigo.
Nada temo a tu lado,
porque tu vara y tu cayado me sosiegan.

Contigo, nada me falta.
Tu palabra es la fuerza
que mantiene mi fe en la tiniebla;
tu Espíritu es el poder
y la seguridad que aguanta mis dudas;
tu Espíritu es la luz
y el calor que animan mis pies cansados,

Eres Amigo verdadero, Señor Jesús, como el buen pastor,
que al venir el lobo no huye monte abajo;
tú estás siempre conmigo y defiendes mi causa con tesón
hasta que me sienta libre y restablecido en mis fuerzas.

Preparas, Amigo, para mí una mesa y te sientas a mi lado;
unges con óleo perfumado mi cabeza
como prueba de amistad sincera,
y llenas del buen vino mi copa hasta rebosar.
Tu mesa, tu óleo, tu copa, son mi mesa, mi óleo y mi copa.

La dicha y la gracia de tu amistad,
Señor Jesús, pastor bueno,
me acompañarán a lo largo de los días de mi vida.
Seré dichoso con tu fidelidad inquebrantable,
y tendré siempre la seguridad de tu amor hasta el extremo.
Mi morada, Señor, será la llaga de tu corazón abierta.
A lo largo de los días, creeré siempre en tu amor,
porque nadie tiene mayor amor
que el que da la vida por el amigo.
Tú eres, Señor Jesús, el Pastor bueno,
que guía hacia el aprisco su rebaño;
eres el amigo verdadero.
Ya nunca nos llamarás siervos.
Tú eres el amigo
que me ha dado a conocer
los secretos del corazón de Padre;
eres el amigo que ha salvado mi vida
dejándote colgar de la cruz.

Enséñame, Señor Jesús,
a dar mi vida por los que necesitan seguir viviendo;
enséñame, Señor Jesús,
a permanecer fiel al lado del hermano que está solo.
Tú eres la puerta
que abre camino hacia el corazón del Padre:
guíame, Amigo,
y condúceme hacia las aguas tranquilas de tu Reino.

1 comentario:

  1. YO, CON UN PASTOR ASÍ DE BUENO, NO DUDARÍA EN HACERME DE SUS OVEJAS NUNCA MÁS!!!
    ¡¡¡GRACIAS POR ESPERARNOS SIEMPRE, QUERIDO SEÑOR JESÚS!!!

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