30 de agosto de 2009

YO QUEDO Y TÚ?


La verdad es que me voy convenciendo que son pocas las veces que acierto a la primera. Este caminante por la vida que soy yo tenía una cita con Dios. Así como suena.Me arreglé, bajé las escaleras corriendo y me lancé por la acera apresuradamente. Apenas había caminado unos doscientos pasos sorteando a la gente vi a un hombre caído en el suelo que pedía ayuda... Pensé:"yo le ayudaria, pero si me detengo no llego a tiempo a la cita con Dios.¡Y mira que hacer esperar a Dios...! Y seguí deprisa.La gente me miraba:"¿Dónde irá éste loco?"Y yo contestaba en mi interior, si supieráis que tengo una cita con Dios..."Cuando llegué al lugar donde Dios me había citado, estiré el cuello de la camisa, ausé el cabello y ¡qué sorpresa!, al lado del timbre que me disponía a pulsar había un papelito con un nota que decía:"Es inutil que llames.Estoy ausente.He ido con urgencia a auxiliar a un hombre tirado en la acera a quien nadie hace caso". Se me cayó el alma a los pies. Es que no doy una.A estas alturas y no me había dado cuenta que la cita más urgente que tenemos con Dios es aquella donde el amor nos reclama. Él está allí.

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