2 de enero de 2019

FELIZ AÑO NUEVO CON MARÍA

ORACIÓN A SANTA MARIA EN EL AÑO NUEVO Por Antonio DÍAZ TORTAJADA Sacerdote-Periodista

Santa María Madre de Dios: Son pocas las veces que lo hago. tú sabes que ya no acertamos a rezar, solo te miramos y te miramos, y tu nos miras: Y eso nos basta. Hemos olvidado aquellos oraciones que nos enseñaron siendo niño y no hemos aprendido a hablar contigo de otra manera más viva y concreta que encadenar palabras que salen del corazón y la pluma. Ellas son la expresión de nuestro amor y la expresión de nuestro cariño de hijos. Al comenzar el nuevo año Te pedimos que nos ayudes a creer. Pero nos resulta todo tan difícil... tan difícil Y, sin embargo, María, te necesitamos. A veces nos sentimos muy mal dentro de nosotros. Van pasando los años y sentimos el desgaste de la vida. Por fuera todo parece funcionar bien: El trabajo, la familia, los amigos…. Cualquiera nos envidiaría. Pero, tu lo sabes, no nos sentimos bien. Ya ha pasado un año más. Y comenzamos un año nuevo, que muy pronto se va a desgastar, y sabemos que todo seguirá igual. Los mismos problemas, las mismas preocupaciones, los mismos trabajos... Y así ¿hasta cuándo, Madre? ¿Hasta cuándo María? ¡Cuánto desearíamos poder renovar nuestra vida desde dentro! ¡Desde dentro! Encontrar en nosotros una alegría nueva, una fuerza diferente para vivir cada día. ¡Cambiar¡

Cambiar, ser mejores con nosotros mismos y con todos. Pero la existencia nos dice que no podemos esperar grandes cambios. Santa María: Tu nos entregaste el fruto bendito de tu vientre: Jesús. Aquella noche en Belén escuchaste resonar en los cielos el anuncio angélico de la paz, primer don al mundo del Verbo hecho carne. Tu que tuviste en tu brazos al Enmanuel, inclina benigna tu mirada sobre la noche oscura de nuestra tierra todavía embriagada de odio y de violencia. Comenzamos un año nuevo: Lo ponemos en tus manos de Madre. Y en este año que comenzamos queremos pedirte que nos regales a tu Hijo, Palabra eterna del Padre, y fruto bendito de tu vientre. Que esta Palabra esté en nuestros labios, aunque nos queme como un fuego, para que sepamos hablar como Jesús, para que comuniquemos la verdad y la vida, para que proclamemos la Paz. Te pedimos, Señora y Madre la palabra del payaso, para crear alegría; y la palabra del amigo, para crear amistad. Te pedimos, Madre de misericordia que donaste al Salvador al mundo, la palabra del maestro que enseña, la palabra de la madre que ama, la palabra del niño que empieza a hablar que empieza a nombrar las cosas, que dice papá y mamá. Te pedimos la palabra del poeta que es bella y profunda...

 Te pedimos la palabra del hombre que sabe guardar silencio porque su palabra comienza en el corazón. Te pedimos, esclava del Señor y Reina no los gritos, sino el silencio; no la palabrería, sino la palabra; no la palabra aprendida de memoria, sino la palabra que expresa y comunica la vida; no la palabra del mentiroso, sino la palabra del hombre que es hombre de palabra.

 Virgen María: Que en lo escondido de la casa de Nazaret viviste con amor sencillo y fiel la dimensión cotidiana de la relación familiar, entra en cada una de nuestras familias y derrite el hielo de la indiferencia y del silencio que vuelven extraños y lejanos a los padres entre sí y con sus hijos. Te pedimos para nuestras familias, la palabra cálida, la palabra cercana y entrañable..., la palabra humanizada. Te pedimos la palabra de los hombres. Te pedimos la palabra de Jesús, tu Hijo. Tu que velas por cada uno de nosotros y sabes lo que más necesitamos recibe nuestros miedos y temores y transfórmalos en confianza. Recibe nuestros sufrimientos y dolores y transfórmalos en crecimiento. Recibe nuestros desalientos y temores y transfórmalos en confianzas Recibe nuestros silencios y transfórmalos en adoración. Recibe nuestra soledad y transfórmala en contemplación. Recibe nuestras crisis y transfórmalas en maduración. Recibe nuestras amarguras y transfórmalas en paz del alma. Recibe nuestras lágrimas y transfórmalas en plegarias. Recibe nuestras esperas y transfórmalas en esperanza. Recibe nuestras frialdades, y transfórmalas en una presencia cálida Recibe nuestra ira y transfórmala en intimidad. Recibe nuestra muerte y transfórmala en resurrección.

Santa María, Madre de Dios: Danos la fe que tuviste tu para mirarte en todo. esperanza para no desfallecer en el camino y amor para amarte cada vez mas y hacerte amar por los que nos rodean. Que en este año que comenzamos que tengamos el corazón alerta, el oído atento, las manos y la mente activos y que nos hallemos siempre dispuestos a hacer la voluntad de tu Hijo Jesús. Han pasado tantas cosas estos años. Ha cambiado tanto la vida y hemos envejecido tanto por dentro... Quisiéramos sentir más vivo y más cercano a tu Hijo. Estamos demasiado acostumbrados a un estilo de vida. Tu sabes, María, que nos dejamos arrastrar por la agitación de cada día. Tal vez por eso no nos encontramos casi nunca con esa palabra que es vida y luz para nuestra historia. Tú estás con nosotros y nosotros andamos perdidos en mil cosas. María: Graba bien en nuestro corazón que tú hacia nosotros sólo puedes sentir amor y ternura. Recuérdanos, desde dentro, que tú nos aceptas tal como somos con nuestra mediocridad y nuestro pecado, y que me amas incluso aunque no cambiemos. Que a lo largo de este año nuevo no nos alejemos mucho de ti. Que sepamos encontrarte en nuestros sufrimientos y nuestras alegrías. Entonces tal vez cambiaremos Y será un año nuevo. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario