5 de junio de 2010

NO SE FATIGUEN


CAPITULO 31.-
...algunas tentaciones y turbaciones interiores...con tan terribles dolores y desasosiego interior y exterior, que no me parece se podía ya sufrir. Las que estaban conmigo estaban espantadas y no sabían qué se hacer ni yo cómo valerme...Y lo peor era el desasosiego interior,...Debe ser grande la virtud del agua bendita. Para mí es particular y muy conocida consolación que siente mi alma cuando lo tomo...Otra vez estaba en el coro y diome un gran ímpetu de recogimiento...mas estaba tan en oración, que no entendí cosa ni hube ningún miedo...Vino una persona a mí que había dos años y medio que estaba en un pecado mortal,., y en todo este tiempo ni le confesaba ni se enmendaba, y decía misa.A mí hízome gran lástima; y ver que se ofendía Dios de tal manera, me dio mucha pena. Prometíle de suplicar mucho a Dios le remediase...Fue el Señor servido que le dejaron a él. Así me lo escribieron, porque yo le dije lo que pasaba en este mes. Tomó fuerza su alma y quedó del todo libre, que no se hartaba de dar gracias al Señor y a mí...Decía que cuando se veía muy apretado, leía mis cartas y se le quitaba la tentación,..estando un día de la Trinidad en cierto monasterio en el coro y en arrobamiento,..si yo no soy contra Dios, que casi ningún temor los tengo...Y así, cuando me comenzaron estos grandes recogimientos o arrobamientos a no poder resistirlos aun en público, quedaba yo después tan corrida, que no quisiera parecer adonde nadie me viera...me dijo el Señor, que qué temía; que en esto no podía, sino haber dos cosas: o que murmurasen de mí, o alabarle a El;...los que lo creían, le alabarían, y los que no, era condenarme sin culpa,..Era también de mi Orden, y muy lejos, que eso es lo que a mí me consolara, estar adonde no me conocieran...Mucho me quitaban la libertad del espíritu estos temores, que después vine yo a entender no era buena humildad, pues tanto inquietaba, y me enseñó el Señor esta verdad: que yo tan determinada y cierta estuviera que no era ninguna cosa buena mía, sino de Dios,..Parecíame que a todos los traía engañados y, aunque es verdad que andan engañados en pensar que hay algún bien en mí, no era mi deseo engañarlos, ni jamás talpretendí, sino que el Señor por algún fin lo permite..era harta imperfección...Porque bien se puede aparejar un alma que así permite Dios que ande en los ojos del mundo, a ser mártir del mundo, porque si ella no se quiere morir a él, el mismo mundo los matará...Viven aún en la tierra sujetos a sus miserias, aunque más la tengan debajo de los pies. Y así, como digo, es menester gran ánimo, porque la pobre alma aún no ha comenzado a andar, y quiérenla que vuele...muchas almas que quieren volar antes que Dios les dé alas...No se fatiguen; esperen en el Señor...crean por amor del Señor a esta hormiguilla que el Señor quiere que hable, que si no quitan esta oruga, que ya que a todo el árbol no dañe...Llega el Señor al alma, esforzándonos nosotros y procurando perder de nuestro derecho en muchas cosas...Entre mis faltas tenía ésta: que sabía poco del rezado y de lo que había de hacer en el coro y cómo lo regir, de puro descuidada y metida en otras vanidades...Y cosas poquitas como éstas, que en ser hechas por Dios les da Su Majestad tomo, ayuda Su Majestad para cosas mayores.
LIBRO DE LA VIDA.-TERESA DE JESUS CAPI.31 RECORTES

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