9 de septiembre de 2009

cuestión de actitud


"Todavía me conmueve hoy la actitud de mi padre. El, que llegaba siempre agotado de las faenas del campo, después de la cena, se arrodillaba, los codos apoyados sobre el asiento de cualquier silla, las manos en la frente, sin una mirada para cuantos estábamos a su alrededor, sin un movimiento. Y yo pensaba: mi padre que es tan fuerte, que manda a todos en casa, que hasta los bueyes le obedecen, que se muestra tan valiente cuando las cosas van mal y tan poco tímido delante del alcalde y de los ricos del pue¬blo... he aquí que se hace tan pequeño delante de Dios. ¡Cómo cambia! Dios para mi padre tiene que ser alguien de muchísima importancia, pues se arrodilla ante él y de mu¬cha confianza para que le hable en traje de faena"

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