Hoy no tengo nada que pedirte,
ni te traigo ninguna queja.
Yo sólo busco un encuentro
desde lo infinito que late en mí.
¡Pobre de mí
si atase tu respuesta
a mi pregunta tan medida,
o a mi lamento tan herido!
¡Pobre de mí
si ya supiese la respuesta!
Tal vez sólo encontraría
para mi sed,
mi propia agua reciclada,
el eco de mi monótono
decirme,
mi pasado humedecido
por el sudor o por el llanto.
Te necesito
más allá de lo que sé
o de lo que digo de mí mismo.
¡Hoy descubro
ya presente,
en el amor con que me atraes,
la pasión con que me buscas!
Benjamín González Buelta, sj
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