Despierto contigo, Señor,
a la vida de este nuevo día,
a tantas cosas por hacer,
a los trabajos de siempre.
Buscar en todo ello tu presencia
es un trabajo que me cuesta bastante
y hasta a veces me parece pesado.
Sin embargo
en ésto está la originalidad de cada día:
en acoger lo de siempre
como la oportunidad que Tú me das.
Condúceme Tú, Señor,
por el camino que lleva al bien;
pero, sobre todo,
haz humilde y sencillo mi corazón
para que me deje conducir por Ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario