¿Y si ganar la paz comenzara
por la cumbre bilateral del abrazo,
por el valle de las lágrimas compartidas,
por ojos que hablaran ternura
y besaran heridas de guerra?
¿Y si ganar tu paz significa
volverme todo yo almohada,
descanso para tus inviernos de hoy,
refugio de incondicional centinela,
peregrino descalzo en tu piel,
un contigo sin mí, en ti mi morada?
Te esperaré con la lumbre encendida
para combatir el frío de tu batalla,
buscaré en el baúl que no tengo
algunos silencios dicientes
y todas las palabras mullidas,
pediré que Él nos habite
para hacer de cada paso un hogar,
cruzaremos juntos el ocaso
hacia el mar que enciende las estrellas.
Todo para ser, por fin,
la paz contigo.
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