Carmelitas Descalzos El nuevo provincialAntonio Ángel Sánchez Cabezas. Natural de Córdoba, 46 años de edad. Hasta ahora era el Prior de Úbeda. DESDE ESTE RINCONCITO DE LEON LOS CARMELITAS DESCALZOS SEGLARES TE DESEAMOS MUCHA FELICIDAD EN ESTA NUEVA ANDADURA QUE COMIENZAS, ANIMO AMIGOS FUERTES DE DIOS!!!OCDS LEON ESPAÑA
En el ecuador de este mes de julio, con los remos de nuestra fe y de nuestra esperanza siempre en Dios, arribamos a una de las fiestas más populares con color mariano: la Virgen del Carmen. Devoción que, como bomba racimo, pero de gracias singulares, se ha extendido desde hace siglos por Europa y América. Es difícil no encontrar, en cualquier rincón de nuestra geografía, algo que no nos hable de Ella: una ermita, una cofradía, un himno, una procesión, una embarcación, un puerto o esta misma expresión eucarística que estamos teniendo en esta jornada.
1. Desde el siglo XIII, de mano de Simón de Stock (con la entrega de su hábito carmelitano y del escapulario) esta fiesta es signo de protección de María en las horas de la vida (hay que vivir con su brisa) y también en los momentos de la muerte (quien a Ella se confía no cierra los ojos a este mundo desamparado). ¿Se puede esperar más?
Hoy, los pescadores, están de enhorabuena y no menos la Marina Española. Hoy, los hombres y mujeres del mar, le rezan y la ven como ESTRELLA DEL MAR. Y porque, todos en el fondo somos pescadores (algo estamos llamados a pescar en nombre de Dios) y también hombres y mujeres del mar (porque esta tierra es un mar en calma y bravío a la vez) la vemos como faro que nos lleva a buen puerto; como mano que calma muchas tormentas; como luz que se enciende en oscuridades inciertas. Eso, y mucho más, es la Virgen del Carmen. Pero, sobre todo, es el soplo que empuja al gran puerto que es Jesús.
2. Siempre que miramos a una imagen, y especialmente a una iconografía tan dinámica como la del Carmen, nos sorprende que María es un modelo a seguir y, por qué no, una referencia para ser discípulos en el hoy y en el ahora. Aquello que descendió en dulces palabras desde la cruz (en una de las últimas siete palabras de Jesús) “Ahí tienes a tu Madre” (Jn 19,26) es por algo y para algo.
-Es porque, cuando la fe ya no brilla, Ella lo hace con luz propia. Y es para que Ella, en este mundo tan mediocre y dónde solo alumbra la zafiedad y la tibieza, nos ayude a no bajar a la guardia en nuestra vida cristiana.
-La piedad a María no puede ser sólo contemplativa (ver, celebrar, cantar, piropear, ensalzar) ha de ser, más que nunca en estos tiempos de dificultades para el cristianismo, combativa (ayúdanos a…protégenos para…empújanos y…). “Obras, obras quiere el Señor”.
– El mundo vacío y sin rumbo (como la barca en plena tormenta en alta mar) no se va arreglar soltando el timón o con horas de lamentaciones. Habrá que mirar hacia el cielo, por supuesto, pero también preguntarnos si la dirección que estamos llevando, los esfuerzos que estamos realizando por el reino de Dios son sinceros, acertados o al aire, con fuerza o débiles, con falsedad o rodeados de una gran convicción: Dios avanza con nosotros.
-La Virgen del Carmen, en estos instantes con claves re-evangelizadoras, nos puede ayudar a pensar sobre las líneas maestras para presentar el Evangelio a nuestra sociedad. Unas líneas que no son otras que aquellas que, María (y el Papa Francisco también) nos reclaman:
-Sencillez para que el Evangelio sea inteligible.
-Misericordia, para que más allá de las normas se vea el corazón que todos llevamos dentro.
-El compromiso, para que nada ni nadie obstaculice una militancia activa de nuestro ser Iglesia.
3. La Virgen, hoy con este apellido del Carmelo, así nos lo indica. Ante la confusión reinante, y con Ella, hemos de ponernos en camino. Un camino que nos llevará a contradicciones, burlas, rechazos y también adhesiones. ¿Acaso el sendero de María fue sendero de rosas? ¿No será que nosotros hemos tallado una imagen de la Virgen dulce cuando vivió también horas amargas? ¿Bella y estéticamente atrayente cuando lo que encandiló a Dios fue su sencillez? ¿Coronada cuando tan sólo recibió la corona de la gloria en el cielo? ¿O grande, cuando, Dios, se fijó en Ella por su pequeñez.
Hoy, festividad de nuestra Señora del Carmen, recibimos una invitación especial a volver nuestra mirada hacia ella que es para nosotros modelo de creyente, la primera y mejor discípula del Señor, para aprender de ella y con ella cómo debe ser nuestra vida cristiana. En la vida de María resplandecen con un brillo especial dos grandes amores: el amor a Dios y el amor a los hermanos.
Que Ella, nos ayude a que esos dos platos (Dios y hombre) estén equilibrados en nuestra propia vida. “Amor saca amor” decía Teresa de Jesús. No hay amor sin límites, sin farsa y auténtico si previamente no descubrimos, como María, que el inmenso amor de Dios es un hontanar de vida, fe y esperanza. ¡Viva la Virgen del Carmen!
MARÍA, COMO LLUVIA COPIOSA DE BENDICIÓN
María, la Madre del Señor, es frecuentemente invocada como “Virgen del Carmen”: una de las advocaciones marianas más arraigadas en el pueblo cristiano. El nombre viene del monte Carmelo, en Israel. El Carmelo es un monte bíblico vinculado a la gran figura del profeta Elías, que vivió en la presencia del Señor y fue para Israel “testigo del Dios vivo”. La oración del profeta pidiendo el agua para la tierra sedienta tuvo su respuesta en aquella nube, pequeña como la palma de la mano, símbolo de la Presencia divina y anticipo de María, la Madre del Señor, cuya lluvia de bendición fue Cristo, el Señor.
JUNTO A LA FUENTE DE ELÍAS
En el siglo XIII d.C., un grupo de soldados cruzados, recuperados para la cristiandad los santuarios de Tierra Santa, ocuparon las grutas del Carmelo e, inspirados en el ideal profético de Elías, iniciaron una experiencia de vida común, “junto a la fuente del profeta Elías», viviendo “en obsequio de Jesucristo», imitando y honrando a María, la «Señora del Lugar». Aquí y en este monte se da inicio a la Orden del Carmen y nace la entrañable y secular advocación de Santa María del Monte Carmelo».
VIRGEN, HERMOSA COMO EL CARMELO
El Monte Carmelo nos habla también de bellos parajes naturales; en la Biblia es ponderada su belleza, junto a los bosques del Líbano y al esplendor de la llanura del Sharon, remitiéndonos siempre al creador de toda belleza y a la misma hermosura de Dios. El Monte Carmelo es una preciosa metáfora de Cristo, Monte de Salvación y “el más bello de los hijos de los hombres” (Sal 44). La Virgen, como el Carmelo-Cristo, participa de la belleza divina. Por eso, también de María, Virgen “Hermosa como el Carmelo” la liturgia canta lo que el profeta Isaías dice de Sión: «Tiene María la gloria del Líbano, la belleza del Carmelo y del Sharon», y de María “semejante al Carmelo” podemos afirmar lo que se dice de la esposa en el Cantar: «Tu cabeza se yergue semejante al Carmelo; tus cabellos de púrpura con sus trenzas cautivan a un rey».
VIRGEN DEL MONTE CARMELO
El Carmelo es. en primer lugar, un monte y, como tal, evoca a todos los montes santos que aparecen en la Sagrada Escritura, que son siempre puntos de referencia teológica; coronar su cima es la aspiración del hombre bíblico que anhela gozar de intimidad con Dios: “¿Quién puede subir al monte del Señor?” (Sal 14; Sal 23).
SANTA MARÍA DEL CARMELO, VIÑA DE DIOS
Carmelo, significa literalmente: “Viña-Jardín de Dios”, por tanto, un lugar delicioso plantado y cultivado por el mismo Dios, donde el “huésped del Señor” es introducido «para ser saciado de sus mejores frutos». La Virgen, Madre de Dios y Señora del Carmelo, es invocada como «Viña Florida», de la cual nace Cristo, la Vid verdadera (Jn 15), cuya savia nutre a los sarmientos unidos a ella.
ES UNA DE NOSOTROS
Para nosotros María es madre amorosa; con nosotros es hermana. Los carmelitas y los devotos de la Virgen del Carmen somos, como reza el nombre de la Orden: “Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo”. Con este título afirmamos que María no es una diosa; es, enteramente, “una de nosotros». Aunque está llamada a mostrarnos en la cima del Carmelo celeste la gloria de Cristo, nuestro Dios. Como hermana nuestra, la Virgen ejerce de «poderoso imán» sobre nosotros, porque en ella vemos realizado lo que Dios quiere hacer en cada uno de sus hijos. María, primicia de la humanidad redimida y «peregrina de la fe», es la primera en el camino que sube a la montaña, animando nuestro esfuerzo.
DANOS, COMO SEÑAL, TU ESCAPULARIO
«Atráenos, Virgen María, caminaremos en pos de ti», mujer de pasos presurosos, apremiada por el amor; Viña fecunda, cuyo fruto es Cristo; Lugar de la Presencia divina, y manifestación de su Gloria; muéstranos tu solicitud materna vistiéndonos el Santo Escapulario, tú que estás vestida de Dios: adornada de fe, esperanza y caridad y revestida de los sentimientos y actitudes de Jesús y de las virtudes evangélicas y domésticas. Amén.
desde el CARMELO SEGLAR DE LEON OS DESEAMOS A TODA LA FAMILIA CARMELITA Y AL MUNDO ENTERO MUY FELIZ PASCUA DE RESURRECCION!!!
carmeloseglarleon@gmail.com
Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí.
Jesús también fue invitado con sus discípulos.
Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: "No tienen vino". Jesús le respondió: "Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía". Pero su madre dijo a los sirvientes: "Hagan todo lo que él les diga". Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: "Llenen de agua estas tinajas". Y las llenaron hasta el borde. "Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete". Así lo hicieron. El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo: "Siempre se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento". Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.PALABRA DE DIOS
ORACIÓN A SANTA MARIA EN EL AÑO NUEVO
Por Antonio DÍAZ TORTAJADA
Sacerdote-Periodista
Santa María Madre de Dios:
Son pocas las veces que lo hago.
tú sabes que ya no acertamos a rezar,
solo te miramos y te miramos, y tu nos miras:
Y eso nos basta.
Hemos olvidado aquellos oraciones
que nos enseñaron siendo niño
y no hemos aprendido a hablar contigo
de otra manera más viva y concreta
que encadenar palabras
que salen del corazón y la pluma.
Ellas son la expresión de nuestro amor
y la expresión de nuestro cariño de hijos.
Al comenzar el nuevo año
Te pedimos que nos ayudes a creer.
Pero nos resulta todo tan difícil... tan difícil
Y, sin embargo, María, te necesitamos.
A veces nos sentimos muy mal dentro de nosotros.
Van pasando los años y sentimos el desgaste de la vida.
Por fuera todo parece funcionar bien:
El trabajo, la familia, los amigos….
Cualquiera nos envidiaría.
Pero, tu lo sabes, no nos sentimos bien.
Ya ha pasado un año más.
Y comenzamos un año nuevo,
que muy pronto se va a desgastar,
y sabemos que todo seguirá igual.
Los mismos problemas,
las mismas preocupaciones,
los mismos trabajos...
Y así ¿hasta cuándo, Madre? ¿Hasta cuándo María?
¡Cuánto desearíamos poder renovar
nuestra vida desde dentro! ¡Desde dentro!
Encontrar en nosotros una alegría nueva,
una fuerza diferente para vivir cada día.
¡Cambiar¡
Cambiar,
ser mejores con nosotros mismos y con todos.
Pero la existencia nos dice
que no podemos esperar grandes cambios.
Santa María:
Tu nos entregaste el fruto bendito de tu vientre: Jesús.
Aquella noche en Belén
escuchaste resonar en los cielos
el anuncio angélico de la paz,
primer don al mundo del Verbo hecho carne.
Tu que tuviste en tu brazos al Enmanuel,
inclina benigna tu mirada
sobre la noche oscura de nuestra tierra
todavía embriagada de odio y de violencia.
Comenzamos un año nuevo:
Lo ponemos en tus manos de Madre.
Y en este año que comenzamos
queremos pedirte que nos regales a tu Hijo,
Palabra eterna del Padre,
y fruto bendito de tu vientre.
Que esta Palabra esté en nuestros labios,
aunque nos queme como un fuego,
para que sepamos hablar como Jesús,
para que comuniquemos la verdad y la vida,
para que proclamemos la Paz.
Te pedimos, Señora y Madre
la palabra del payaso, para crear alegría;
y la palabra del amigo, para crear amistad.
Te pedimos, Madre de misericordia
que donaste al Salvador al mundo,
la palabra del maestro que enseña,
la palabra de la madre que ama,
la palabra del niño que empieza a hablar
que empieza a nombrar las cosas, que dice papá y mamá.
Te pedimos la palabra del poeta que es bella y profunda...
Te pedimos la palabra del hombre
que sabe guardar silencio
porque su palabra comienza en el corazón.
Te pedimos, esclava del Señor y Reina
no los gritos, sino el silencio;
no la palabrería, sino la palabra;
no la palabra aprendida de memoria,
sino la palabra que expresa y comunica la vida;
no la palabra del mentiroso,
sino la palabra del hombre que es hombre de palabra.
Virgen María:
Que en lo escondido de la casa de Nazaret
viviste con amor sencillo y fiel
la dimensión cotidiana de la relación familiar,
entra en cada una de nuestras familias
y derrite el hielo de la indiferencia y del silencio
que vuelven extraños y lejanos a los padres
entre sí y con sus hijos.
Te pedimos para nuestras familias,
la palabra cálida,
la palabra cercana y entrañable...,
la palabra humanizada.
Te pedimos la palabra de los hombres.
Te pedimos la palabra de Jesús, tu Hijo.
Tu que velas por cada uno de nosotros
y sabes lo que más necesitamos
recibe nuestros miedos y temores
y transfórmalos en confianza.
Recibe nuestros sufrimientos y dolores
y transfórmalos en crecimiento.
Recibe nuestros desalientos y temores
y transfórmalos en confianzas
Recibe nuestros silencios
y transfórmalos en adoración.
Recibe nuestra soledad
y transfórmala en contemplación.
Recibe nuestras crisis
y transfórmalas en maduración.
Recibe nuestras amarguras
y transfórmalas en paz del alma.
Recibe nuestras lágrimas
y transfórmalas en plegarias.
Recibe nuestras esperas
y transfórmalas en esperanza.
Recibe nuestras frialdades,
y transfórmalas en una presencia cálida
Recibe nuestra ira y transfórmala en intimidad.
Recibe nuestra muerte y transfórmala en resurrección.
Santa María, Madre de Dios:
Danos la fe que tuviste tu para mirarte en todo.
esperanza para no desfallecer en el camino
y amor para amarte cada vez mas
y hacerte amar por los que nos rodean.
Que en este año que comenzamos
que tengamos el corazón alerta,
el oído atento,
las manos y la mente activos
y que nos hallemos
siempre dispuestos a hacer la voluntad de tu Hijo Jesús.
Han pasado tantas cosas estos años.
Ha cambiado tanto la vida
y hemos envejecido tanto por dentro...
Quisiéramos sentir más vivo y más cercano a tu Hijo.
Estamos demasiado acostumbrados a un estilo de vida.
Tu sabes, María,
que nos dejamos arrastrar por la agitación de cada día.
Tal vez por eso no nos encontramos casi nunca
con esa palabra que es vida y luz para nuestra historia.
Tú estás con nosotros
y nosotros andamos perdidos en mil cosas.
María:
Graba bien en nuestro corazón
que tú hacia nosotros sólo puedes sentir amor y ternura.
Recuérdanos, desde dentro, que tú nos aceptas
tal como somos
con nuestra mediocridad y nuestro pecado,
y que me amas incluso aunque no cambiemos.
Que a lo largo de este año nuevo
no nos alejemos mucho de ti.
Que sepamos encontrarte
en nuestros sufrimientos y nuestras alegrías.
Entonces tal vez cambiaremos
Y será un año nuevo.
Amén.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1.26-38):
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?» El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.» María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y la dejó el ángel.
El pasado jueves 7 de diciembre nos ha visitado en el Carmelo Seglar de Leon ( Parroquia de San Lorenzo) el Presidente de la Asociación de Sindrome de Down de Leon Jose Carlos Rúa SINDROME CONTENTA, en esta ocasión los Carmelitas Seglares somos solidarios, los acogimos con cariño todo un ejemplo de superación diaria ,nos explicaron sus actividades y proyectos y nosotros colaboramos con su calendario. gracias por visitarnos!!!
El pasado dia 22 de noviembre nuestra Comunidad OCDS LEONESA ha recibido la visita de nuestra Presidenta Provincial la Hna. Martina agradecemos su visita y la encomendamos en nuestras oraciones.JUNTOS ANDEMOS SEÑOR!!! COMUNIDAD DE CARMELITAS DESCALZOS SEGLARES DE LEON( ESPAÑA)